Según las antiguas prácticas Tántricas, se concluía que si los púberes practicaban la masturbación con técnicas tántricas aumentaba su autoestima y se tenía suficiente autocontrol para abstenerse de prácticas sexuales de riesgo.
Yo estoy completamente de acuerdo con ésta postura y creo que es preciso divulgarlas, para deleite y seguridad de todos nosotr@s.
Para masturbarse con tantra, es indispensable conocer al sistema de chacras (ver enlace de Zuriñé), a la vez que estar familiarizado con la visualización de tu Kundalini, la serpiente energética que fluye desde tu chacra base hasta alcanzar el sexto y séptimos chakras y estar en sintonía con el universo. Sin embargo, esta técnica es para abrir el cuarto chacra, el del corazón, que se encuentra muy convenientemente por debajo de la quinta costilla, debajo de la tetilla izquierda.
Se trata de masturbarse con toda calma y privacía, dando rienda suelta a tu fantasía del momento, la que te haga más feliz. Mientras tanto, visualizas a kundalini subiendo, despacito, despacito, a lo largo de toda tu espalda hasta entre tus alas, y de allí hacia lo más íntimo de tu corazón.
Desde allí vas a encontrar el valor de detener el momento culminante y visualizar desde tu corazón rayos preciosos de luz y amor universal.
Si llegas a dominar la técnica tu placer sera mucho mayor al momento de la liberación orgásmica profunda.
Esto a su vez, puede ser esencial para las muchachas y muchochos que al llegar a la etapa de la pubertad se ven asediados de imágenes hipersexuadas en las telenovelas y la publicidad, así como llena de tiempo libre para los ninis y asediada por relaciones disfuncionales.
En el secreter guardo recetas, botones, tips y recuerdos de la mejor y más sincera relación que he tenido, el amor a mi misma. Es autoestima lejos del egoísmo. Es saber que hoy soy mejor que ayer. Es saber en mis más sucios secretitos encuentro destellos luminosos, que me hacen flipar de colores. Espero que leyendo esto tengas curiosidad y valor para experimentar.
Tu cuerpo es tu templo divino más preciado. Debes honrarlo y nutrirlo como la divinidad que eres: NAMASTE!
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